Entre las
amarillas espigas
se refugian mis
manos,
son para ellas
las caricias
del trigo
granado.
Se va acercando
el verano
y la cosecha del
futuro pan blanco.
En la mesa lo
compartiremos
es alimento
diario.
Al son de la
brisa que sopla
se ondulan las
matas jugando
a ser un mar
dentro del mismo campo.
Así bajo el sol
madura esta cosecha
de bienes que
tanto sudor ha costado.
Mañana vendrá la
siega
y las mujeres en
la trilla cantando
separarán las
preciadas semillas
que a la tierra
hemos arrancado
con manos
curtidas
y horas de mucho
trabajo.
La hambruna no
la veremos este año.
La sonrisa de
los satisfechos niños
será el mejor
regalo.
Rafa Marín
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