Sobre las
colinas descarnadas
resuenan, entre
los valles
lastimeros
cantos del querido hogar.
Soplos de voces
perdidas
con la perdida
paz,
aullidos interminables
que las nubes y
su manto
de lágrimas
disimulan.
¿hasta dónde
aguantar?
Cómo
decir...¡basta ya!
¿no hay más
vida?
¡ay! negra
soledad,
que llena los
ojos de
cristalinas y duras
lágrimas
disimulado su
brillar
a la luz de la
mañana.
Rafa Marín
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