Me sorprendo otra vez
con la ilusión llenándolo todo,
ya no me pregunto el por qué,
la dejo resbalar por mi piel.
Lluvia fresca de primavera
que de este cielo gris cae.
Amanece sin amanecer,
la aurora siempre es culpable
de que mis labios estén callados
y que de ti nunca hablen.
Pinto sonrisas embusteras
por no soltar esas verdades
que no sonrojan a nadie.
Señalo con dedo firme
a las almas miserables
frente a este espejo cansado
de las copas de champán.
No quiero dejarme preguntar,
sólo ser y solo quiero volver
al momento ajeno de la vida
que nunca tuve ayer.
Rafa Marín
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