De tus noches de insomnio
de tus días llenos de sueño.
De tus manos tan ajadas
de mis pasos a tu lado.
El correr entre vecinos
que tu dolor tanto olvidaron.
Vapores de vino rancio
que llenaban el frío hogar.
Palizas y el duro maltrato
cotidianos los momentos
que a la vida les regalaba.
Todo entre negros silencios,
¿a quién te podías quejar?
Malditos aquellos días
malditos fueron los sueños.
Ahora que bendito el olvido
que de ti todo de va a llevar.
Rafa Marín
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