Miro esta
insondable balsa
que me aísla del
duro suelo
y me deja sin
ver la vida.
Cuadrilátero sin
cuerdas
cubierto de tela,
frío hielo.
Dura estampa del
pasado,
pasión desmedida
y calma
que hoy se
convirtió en celda
y a ratos
sudario y mortaja.
Prisión sin
cadenas ni carcelero
donde las horas
son semanas
y los días meses
enteros.
La noche que unas
veces salva
y las más
esperado tormento.
Aquí tirado todo
se desdibuja
como en los
oscuros sueños.
Deformada imagen
de ella
que no es
caricia ni sosiego.
Rafa Marín
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