Atrapo tu curiosidad como pez el azuelo,
carpa irisada de nácar y verdad en tus ojos
que ver no puedo.
Pasajeros de este tren que del mar es ajeno,
sin más destino quizás que otro desencuentro.
En sueños te imagino línea de costa y espuma de ola,
sol de mi vida y eterna aurora.
Dulces tus mieles
que nadie explora, el llanto callado
de tu flor cuando explota.
¡AY!, no son más que locuras
de este galán perdido en la
retórica,
viejo de cuerpo con mente de chaval.
Rafa Marín