Rondo su malévola
sonrisa,
enmascarada perfección
de vello
que mi boca
deshace en almíbar.
Apagados gritos
y presión bendita,
como lluvia
mansa que sobre rocas
se derrama pura
y sin prisas.
Mientras en mí,
otro corazón
que es el sueño
de la misma Afrodita
Va tomando, ¡Oh
pasión!
la fuerza que su
cuerpo necesita.
Así, como quimérica
figura vamos
hacia el orgasmo
que nos precipita.
Rafa Marín
No hay comentarios:
Publicar un comentario