La pasión
que nos deja
sólo el brío
del adiós,
nube
siempre pasajera
de esta
tierra ya sin primaveras.
Un momento
que finge
la humedad
que al ser despierta
y le incita
a cavar...
Acaso
topera ciega, donde el ojo
que no ve
nunca acierta.
Es la aguja
que en la espalda
como daga
se inserta y cruel trae
el otro
sabor que con ceniza y paja
fecundó el
adobe donde la paz
es
solitaria cama de sudores olvidada.
Hogar ya
preso de un hastío
donde la
soledad es aullido
del lobo
herido que otra vez,
como última
esperanza a la luna
de muerte
ya la ha vestido él.
La
neblinosa madrugada es reclamo
para la
jauría que lo caza.
Muere como
debe de ser,
estepario
solo y olvidado...y tal vez
una sola
vez más mentado en la noche
de hoguera
y cuentos de viejas
que no
pudieron olvidarlo.
Con cariño
para Santiago Galán
Rafa Marín
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