Como corza
espantada
que del lobo que
vigila
ella a su mirada
escapa.
Va corriendo
acompañada
en jaula veloz y
oscura.
El perro se
queda callado
su boca ya no gime
ni ladra.
De qué sirven
los desvelos
si sus alas para
volar
a esta hada no
se las dieron.
Yo soy quien
menos debo
pero como podría
callar
si de ella su
sabor aún tengo.
Besos que ayer
me dieron
son como
pañuelos perdidos
en tan agreste y
linda playa.
Rafa Marín
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