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viernes, 29 de abril de 2016

Servida estaba aquella noche


Servida estaba aquella noche,

de ese tiempo tanto esperada,

preparada hasta que fue derroche

y por la luna del cielo bañada.



En sus ojos ella blanca brillaba,

desnuda solo vestía un broche,

como pago él, su cuerpo bastaba,

los placeres que su piel le recorren.



Por concurrencia dos manos sobraban,

y su cuerpo que es como el roble,

calzón erguido al cielo señala.



Con cara de sonrisa nada noble

como un río su sexo bañaba.

manantial quedo, perfumado bosque.



Rafa Marín

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