Asomada al
recuerdo,
siempre flor
otoñal
de aquella
primavera
que te pilló sin
maquillar.
Deshojada
margarita
de pétalos sin acabar.
Fueron todos tus
días
eterna guerra
infernal.
Bañados están
tus ojos,
un dolor con
sabor a sal.
Qué reprocharle
a la vida,
ni tan siquiera
el solitario final.
Rafa Marín
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