Hoy te recuerdo
otra vez,
cada día me
detengo a hacerlo
mientras tomo
este café
que cada día tan
amargo siento.
Llegan a mis
oídos también
reproches y
oscuros resentimientos
de aquellos que
no me pueden ver
porque de ti estoy
escribiendo.
Los años pasaron
sin verte crecer,
los parterres
serán siempre tu lecho.
Recuerdo aquella
tarde del ayer
cuando los
rosales florecían bellos
y en mis ojos
los reflejos del querer
a tu pelo que
llevabas suelto.
La pequeña cruz
que señaló tu pecho,
el brillo que de
la silla te hizo caer
como muñeca rota
por los suelos.
Rafa Marín
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