¿Sigues todavía ahí,
clamor de mi mente,
silencio en mis oídos
y de mis ojos luz ausente?
Quizás ya te marchaste,
como se marchó la niebla,
con el brillo del sol en la tarde.
Callada soledad que arde,
buscando ese feliz lugar,
donde los sueños nacen.
Todo ya me da igual.
La brisa entre el follaje,
el silencio oscuro del mar,
que no despierta su oleaje,
este canto final sin paz.
Este triste mirar atrás,
de un largo y duro viaje,
que se llevo mi alma,
cual Caronte al más allá.
Rafa Marín
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