Sobre el frío tacto del marfil,
tus dedos en sutil cadencia,
rompen en melodía sin fin,
la quietud de estas teclas.
Llora el piano hoy aquí,
lo que ayer fue una idea.
Una hoja y su devenir,
recorriendo calladas aceras.
Un sueño que perseguí,
un canto sin mis letras,
sonido que brota gentil,
al suave baile de tus yemas.
Rafa Marín
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