Añoro las escarpadas laderas,
el azul de los lagos y las sinuosas veredas.
Añoro los pastos altos,
los cantarinos arroyos, jugando entre las piedras.
Las nubes que vuelan veloces
y el bastón de pulida madera.
Mis pasos perdidos entre la arboleda,
buscando ese sentido que la vida,
pasando urgente se lleva.
Añoro las cimas pintadas de armiño,
los valles de profunda tristeza
y esa mirada tuya,
que se a diario se aleja.
Añoro los años pasados y quizás la vida que llega.
Rafa Marín
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