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domingo, 5 de enero de 2020

Prendido

Prendido de sus ramas,
moribunda ilusión de niño,
que no comprende a la vara,
que su espalda se hace nido.
A la noche sus ojos levanta,
mil estrellas y los gritos,
no salen de su boca callada,
porque teme hacer ruido.
¡AY!
La vida tan joven ya ganada
y su corazón tan marchito,
esperando a la madrugada,
para bajar de su olivo.

Rafa Marín 

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