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sábado, 8 de septiembre de 2018

Musa

En un instante quedaron congeladas,
sonrisa, luz y su mirada.
En instante se llenó
de felicidad mi alma;
saber que necesitaba
mi voz
para sentirte otra vez guapa.
Qué más puede querer el poeta?
Una musa que llame a su puerta
y se muestre feliz y malcriada.
Dulce es el dolor que me llena,
como largas serán las madrugadas;
una niña sintiendo el amor
y este poeta soñando que le aman.

Rafa Marín

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