La sombra
cayó sobre su cabeza casi como una bendición. Los grandes pájaros de alas sin
plumas y estridentes graznidos seguían revoloteando. Peter, se quitó su bombín
y se recostó sobre la humedad de la piedra.
- Aquí no
me verán, pensó mientras aflojó su armadura.
Perdió la noción del tiempo, pero el sol ya declinaba en su recorrido.
Perdió la noción del tiempo, pero el sol ya declinaba en su recorrido.
Decidió
esperar a la noche. A su amparo, quizás pasase desapercibido. Mientras llegaba
la oscuridad, busco el origen de la humedad de la roca y en aquel delgado hilo
de agua sació su sed.
La oscuridad le hizo temblar, pero el camino se percibía como un gris oscuro sobre la negrura que le envolvía. Comenzó a caminar de nuevo, al principio inseguro, pero ante la ausencia de graznidos pronto tomo confianza y avanzó con paso resuelto.
En su boca, casi sin darse cuenta, empezó a nacer una cancioncilla, intento acallarla, pero a cada pocos minutos está volvía insistente, como una mosca en otoño. Como seguía sin oír a aquellas temibles aves, al final decidió dar rienda suelta a su felicidad.
Cantó y Cantó, ya su boca era un torrente de bellas canciones de amor, al parar un instante por una rima que desentonaba, a lo lejos, frente a él, creyó oír un canto dulce, hermoso y tierno. La curiosidad le hizo abandonar el camino y dirigirse hacia aquel hermoso canto.
- ¿Qué ser tan hermoso y puro podía emitir esa melodía tan exquisita?
La oscuridad le hizo temblar, pero el camino se percibía como un gris oscuro sobre la negrura que le envolvía. Comenzó a caminar de nuevo, al principio inseguro, pero ante la ausencia de graznidos pronto tomo confianza y avanzó con paso resuelto.
En su boca, casi sin darse cuenta, empezó a nacer una cancioncilla, intento acallarla, pero a cada pocos minutos está volvía insistente, como una mosca en otoño. Como seguía sin oír a aquellas temibles aves, al final decidió dar rienda suelta a su felicidad.
Cantó y Cantó, ya su boca era un torrente de bellas canciones de amor, al parar un instante por una rima que desentonaba, a lo lejos, frente a él, creyó oír un canto dulce, hermoso y tierno. La curiosidad le hizo abandonar el camino y dirigirse hacia aquel hermoso canto.
- ¿Qué ser tan hermoso y puro podía emitir esa melodía tan exquisita?
Él a su
vez entonó su mejor repertorio, pronto, se todas partes empezaron a llegar los
más hermosos versos y las más delicadas voces. Sintió que el terreno descendía,
al principio de forma suave. Pero poco a poco lo hizo más pronunciadamente. De
repente el suelo desapareció bajo sus pies, cayó sobre lo que parecía una
blanda duna de arena. No le importó, los cantos eran cada vez más hermosos y él
se sintió extasiado.
Poco a
poco la luz del amanecer iba creciendo. Distinguió que se encontraba en un
agujero y que no podría salir. También descubrió que el canto se iba
transformando en los horribles graznidos de cientos de enormes pájaros sin
pluma en las alas.
Fin
Rafa Marín
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