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lunes, 3 de septiembre de 2018

Cíclope

La soledad rodeaba al Cíclope,
en su conocimiento,
siempre estaba una fecha,
la que inexorablemente se acercaba.
Pero, ¿qué podía hacer? Nada;
sólo esperar y cuando está llegara,
sonreir y con un gesto amable,
entregar su fiereza y su espada.
Cegado por ese dorado saber,
de Zeus la más grande condena,
saber que se morirá en sus venas:
El tiempo ... la vida y todo querer.
Cíclope, que tu sed nunca se acaba,
que agua esta tan salada del saber;
conocimientos que nunca se acaban
y que te verán un día perecer.

Rafa Marín

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