Hay un murmullo de risas,
apagada pasión que lloran,
con mirada triste las niñas.
Unas parecen pedir perdón
y el resto invita a la riña;
chicos sin paz y sin corazón,
de ojos lánguidos son víctimas.
Aquí y allá aulla el vozarrón,
empujones y volar de sillas,
así ganan su amor las niñas.
En un instante el acero brilla,
Sangre que todo tinta con su color,
mientras las gargantas chillan.
Cruel es de madrugada el amor,
cuando esos ojos tristes brillan;
morirán entre sábanas y pasión
y otros serán segados por la cuchilla.
Rafa Marín
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