Esa tenue luz que se filtra
por la ventana de tu despacho,
arcoiris que se dibuja entre papeles.
Quién pudiera por el pasar la mano
y ver como tus ojos sonríen.
Corre tiempo, no seas inhumano,
deja ya que sus ojos vuelen,
que tienen hambre las aceras,
del alegre taconeo sus pasos.
Rafa Marín
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