Silencio me pide tu boca,
pero la mía es un río grande,
que al mirarte se desborda;
es una canción altisonante,
un vendaval a deshoras.
Tú me pides que me calle
y yo no tengo tus labios
para que mi boca no hable.
¡Ay! Que locura es esta,
que me hace insensato
y de mi se apodera.
Rafa Marín
No hay comentarios:
Publicar un comentario