Mientras del resto,
que son, ausentes miradas,
yo me apoco, en esta feria larga
y llena de candiles
que sueñan ser relumbrón.
Voy en mi cuaderno viejo,
poniendo mil ardites,
que no son ni pan ni hambre ni nada;
sólo la soledad del capón,
esperando a la mañana,
para ser del menú el segundón.
Tú, que eres la reina de las hadas,
te entretienes camelando,
con esas largas pestañas,
al próximo difunto del amor.
Rafa Marín
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