Se acelera la tarde
que va buscando la noche.
Se refugia mi cuerpo
acogido en este abrigo.
Suenan mis pasos a la carrera,
voy buscando un sueño.
Se fundió la tarde en noche,
se allanaron las crestas
y el mar ya se calló.
Ahora el silencio insistente,
es un altavoz reclamándote.
De esta pena se llena mi alma,
que volar quisiera
y me cortaron las alas.
¡Ay! Que sinrazón,
si aún teniendo la verdad
mi boca a callar.
Rafa Marín
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