Caen las gotas de agua
arrastrando tras de sí,
suciedad y podredumbre.
La lluvia lava las aceras
y los transeúntes se refugian
al calor de los bares.
Huele a café recién hecho
y desde la calle se asoma
ese olor a tabaco.
Todos hablando.
El jolgorio solo se interrumpe
cuando tú entras.
Y con la sonrisa de siempre,
coqueta te desprendes
del impermeable.
Rafa Marín
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