Sobre el verde colorido,
como lápidas viejas,
resaltan pétalos mustios.
Un cristal y su mirada,
que efímero es lo vivo.
La primavera que acaba y,
el verano que será castigo,
recordando en alabanzas,
aquellas flores del olvido.
Adiós pues, sin tardanza,
a todo lo hermoso le digo.
De su fruto dulce que abrasa,
con sus espinas me ha cosido,
dejando en mi piel estas marcas,
por ser tal locuaz y atrevido.
Rafa Marín
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