Mira con tristeza infinita,
pero aprieta duro el sudario,
a estas alturas de la vida,
nadie quiere ya Lázaros.
Que sea dios quien lo permita
y que se derrumbe en milagros
¿Para qué ir pregonando
de aquí las injusticias?
Cada cual como pueda se redima,
si no entre justas sus verdades,
lo haga entre agallas y tacos.
Desgarrando cunetas y ruinas,
quien sabe si con su vida
pagando.
Rafa Marín
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