Despertó la
mañana,
brumas y las
prisas.
Tren que no
llegaba
lento su
caminar
y ella que lo
esperaba.
Atados sus
cuerpos
en una pasión que
el cielo
inflamaba.
Tras verse al
momento
el pudor se
saltaban
y dieron
rienda suelta
a todas sus
ganas.
Él como un
mago,
con solo sus
manos
mil trucos
realizaba
y ella cual
Ninfa
de su ser un
río creaba.
Así como dos
locos
ella gemía y
él su sed
en ella ávido
apagaba.
Rafa Marín
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