Aquí, atada a sus harapos,
cada noche se
entregaba.
Conciencia era
de esta vida,
que inexorable
se le escapaba.
Vacías
promesas de placeres
y amores que
no acaban,
Y en el alma
un frío,
que ningún
cuerpo abraza.
Cantos de
sirena a los marineros,
que en sus
aguas recalan.
Reina de la
noche que en Twitter,
como rosa se
marchitaba.
Rafa Marín
No hay comentarios:
Publicar un comentario