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lunes, 25 de enero de 2016

Llegó la tarde y un suspiro


Llegó la tarde y en suspiro,

se comieron a besos.

Ella sólo quería buen café

y el era uno del montón.

Rica y caprichosa,

a su casa lo llevó.

Y él, ante tanta abundancia;

no supo decir que no.

Larga fue la mañana, tanto,

como el orgasmo que ella,

por vez primera no simuló.

No fueron quizás sus palabras,

ni sus arrebatos de pasión.

Pero entre tantos besos de amor,

no les quedó más remedio.

Arrebatos de ternura tiene ella

y él, complejos que no lo dejan ser.

Nunca pusieron a la vida el reloj,

quién pone barreras al tiempo.



Rafa Marín

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