No acaba esta
necesidad
de correr sin
destino,
loco perro que
huye
de los blancos
caseríos.
Entre la
tupida añoranza
de esta selva, camino.
Siempre viaje
solitario,
siempre
sendero perdido.
Alma ahora
zozobrante,
entre los
duros espinos,
unas veces dulce
sueño,
siempre
volátil desatino.
No me busques
más allí,
donde viva la
paz, te digo,
lo mío es
eterno vagar,
como eterno es
mi sino.
Rafa Marín
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