Entre dulces
caricias
voy explorando
de ti
cada rincón y
sus delicias.
Mi lengua
traza ríos
en tu espada
con saliva
y sentirte
estremecer
es un milagro
de la vida.
Atrapo casi
sin querer
los pezones
que se excitan,
para a mis
ojos ser
corazones que
palpitan.
La bañera,
lago del placer
entre espuma
nos invita,
para dejarnos
caer
como los niños
harían.
Entrelazadas
nuestras bocas,
mientras mis
dedos inician
la danza del
orgasmo
que tu cuerpo
necesita.
Mil sueños ya
lo ves,
lo que mi
cabeza imagina.
Rafa Marín
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