Cada noche me duermo
sin nombrarte,
almohada fría
a la que abrazo.
Contra tu piel
mis manos perderse,
pesadilla fue
al no encontrarte.
Recuerdo los besos
insustanciales,
Sexo...
noches de pasión y flores.
Cruel es la distancia
insalvable,
de calamidad preñada.
Cómo vulnerarte
fatal destino,
ya conocía este desatino.
Pero Afrodita
fue a retarme
y cupido
puso la otra parte.
¡AY!
que de esta vida de azares,
soy preso.
Rafa Marín
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