Sobre la colina,
con el mar de fondo,
arden su cuerpo y mis demonios.
La vida, mía no la quiso
y sus cenizas hoy esparzo.
Que cruel agonía,
está que en versos comparto.
Con las llamas el cielo se ilumina
y el amanecer levanto,
en esta callada letanía,
que es mi voz cuando le canto.
Rafa Marín
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