Mientras miro, iba a comentar,
pero quizás ya no valga la pena;
el sueño es dulce mientras se sueña.
Luego, con una sacudida,
viene la vida y te despierta.
Cuántos ojalá, escondidos,
en las venas que se secaron.
Todo, para dejar un rastro de miseria.
El adiós, es ese gesto cruel,
que la palabra nunca expresa.
Rafa Marín
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