Por imaginar, imagino, un sueño,
ese adolecer, entre noche y camino.
El fresco de un invierno que tal como llega,
ya se ha ido entre nubes y esferas,
vestidas de verde y cola en los sentidos.
Acaso, si al cielo, ya cansado miro,
vere un mantra de estrellas,
luces antes del alba que no son,
la gratitud de sus mil jaulas.
Cuando quieras que algo nos valga,
deberemos decidir con qué destino,
pues, aunque de su boca nada salga,
ella siempre recordará el principio.
Rafa Marín
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