Una palabra, simple, pura,
que sin voz se encadena,
a unos labios que ya no besan.
Una ilusión que es voluta,
y con la brisa hoja que baila.
Una palabra, prosa en la resma
y dulce sonido cuando canta.
Un poema, cuyas rimas superan,
el sueño que todo lo puede
y que al paredón te condena,
como la verdad justa y amarga,
cuando es gritada a los tiranos.
Rafa Marín
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