Noche has llegado, la oscuridad ha caido,
todo se vuelve el ligero roce de pieles,
son espíritus de esas almas siempre fieles,
que del amor han hecho su único sentido.
Y busco en su mirada, hermosas las mieles,
corazón recorriendo un lejano camino,
en el que encontrar cual mariposa destinos,
mientras embusteros abrojos, ahí la hieren.
Espinas, sangrantes rosales, un yo truncado,
porque de nada sirve a los cielos rezarle,
cuando a estos demonios estás abrazando.
Y así entre las por siempre vírgenes vestales,
de mi pulcra virtud, ir verdades pregonando,
cual don Juan, ser luna, orilla y recitales.
Rafa Marín
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