En esta lejana orilla,
donde la luna sueña,
porque tú no brillas.
Tiempo vuelto arena,
donde nada germina.
Un erial de cadenas,
que mis ojos lastiman,
la noche más eterna.
Sin señales que digan,
tus versos me llenan,
como el agua cristalina.
Y no está sal de ausencia.
Rafa Marín
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