Del ayer,
cuando entre mis manos temblabas,
ya lo sé,
no queda nada de nada.
Sin querer,
como se hacen las putadas,
ves amanecer,
mientras brotan mil lágrimas.
Del revés,
abrazando esa fría almohada,
cuando ser,
no es más que un sueño del alma.
Corre y ve,
aún no tienes las suelas gastadas.
Rafa Marín
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