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jueves, 31 de diciembre de 2020

Ella

Cuán feliz la imagino,
soñando mientas espera,
es tan dulce mi Dulcinea,
la única dueña de mi sino.
Me encontró en el camino,
cosas que nadie espera,
desde ese día, mi vida entera,
es caminar entre rosas y vino.

Rafa Marín 

jueves, 24 de diciembre de 2020

Cual carrusel

Esta vida que me atrapa,
carrusel del aspaviento,
donde todo voy sintiendo,
en lo más profundo del alma.
Un tanto quiero como puedo,
corazón que no descansa,
porque si esto se acaba,
quiero morir de amor lleno.
A mi razón, quiero decirle,
con esta voz que hoy palpita,
con la ilusión voy a vestirte.
Que todo ahora se repita.
Porque si alguna vez quisiste,
fue gracias a la hermosa vida.

Rafa Marín

jueves, 17 de diciembre de 2020

Latido

La noche se debate entre sueños,

manar de la más pura alfaguara,

cuando imagino que en tu ventana,

estás por mí sintiendo estos versos.

Amor que hoy mi boca te declara,

este callado suspiro que muestro,

volver un latido en triste verbo,

no ser más que cristal en la mañana.

Sinrazón al amanecer desatado,

corazón que ahora se humilla,

aunque nunca tú lo hayas mirado.

Ser la otra luz de este corto día,

que el éter va tu risa soñando.

Rafa Marín

lunes, 14 de diciembre de 2020

Llama

Desta llama que sin luz por ti brilla,
del corazón, razón que se escapa,
cual tormenta, llanto que se desata,
y que mi frente al mirar humilla.
Eres tú, dolor que me habita,
cuando en silencio mi voz reclama,
de la noche su amarga tisana
y ser del olvido, sueño y vida.

Rafa Marín

Sobre la espuma

Sobre la espuma que blanquea,
el azul de tus aguas profundas,
imagino a la dulce musa,
que mis versos deletrea.
Quizás con un pasen y vean,
que al gentío a mirar empuja,
viene esta sagaz hambruna,
de sus labios que no besan.
Barquero que sin querer rema,
entre las dos verdes orillas,
como un caronte y sus penas.
Una condena que me obliga,
mientras aquí y allá entregan,
su honra las dulces chiquillas.

Rafa Marín

jueves, 3 de diciembre de 2020

Diario de un no confinado (relato corto)

Día 1

No tengo tabaco y quiero dejarlo, aunque fumo muy poco.

Me ha guiado el olor a pan recién hecho, me ha asombrado. El silencio recorre las calles y casi diría que se oía el mar. Hasta la hierba parece más verde.

Me he encontrado las puertas del pipican sacadas de sus goznes. Al parecer no ha gustado que algunos podamos pasear al perro.

Los trenes pasan con regularidad, pero los andenes parecen imágenes congeladas en el tiempo. Estoy casi convencido de que esta cuarentena nos va a cambiar a todos. Ojalá sea para hacernos mejores, aunque solo sea a mí.

Día 2

Es lunes, me he cruzado con tres o cuatro personas, todos cabizbajos. Luna ha gruñido a un señor que se acercaba, me ha pedido un cigarrillo, pero no llevaba. Hoy el pipican estaba tan desierto como ayer. La perra s corrido como si le faltara mundo, pobrecilla, está mal acostumbrada, salíamos al campo cada día. Es curioso lo que cambia todo en un instante. An, ha de ir a trabajar, no sabe si tendrá mascarillas y guantes, pero su trabajo es un puesto esencial. Me mira y veo preocupación en sus ojos, le sonrío y la beso. Cuando esto pase iremos a la playa para hacer el amor.

Me mira más triste, pero pinta una sonrisa en su cara. El niño duerme, inocente y feliz. No sabe que saco al chucho temprano, para que el no sienta envidia. Hoy tiene clases on-line, al menos estará distraído. Bajaré a comprar alimentos.

Día 3

No he dormido, el crío se despertó llorando, dice que tenía una pesadilla y no puede dormir.

Me habla del virus y pregunta si me voy a morir. Hablo con él, pero me comenta que un médico en la tele ha dicho que es muy peligroso ir a trabajar. No sé qué contestarle, sonrío. El médico es uno de Granada, al parecer a montado un show entre gritos y aspavientos. Lo convenzo de que en casa estamos a salvo, me mira y responde. Pero mamá va a trabajar y tú iras mañana, trabajas en un sitio peligroso. Estoy desolado, mañana trabajaré y no sé si habrá EPI's.

Día 4

Llevo 4 días durmiendo 4 horas, la cabeza me zumba como un avispero y estoy nervioso.

Luna muestra su instinto y yo la miro sorprendido, no es mi niña. Es un sabueso y se porta como tal.

El niño está agotado y yo, no sé cómo darle ánimos. Hemos decidido ignorar las noticias Pero claro, he de trabajar y toda la prensa nacional estará allí.

An, me siento tan halagado.

Cada día a partir de hoy estaré expuesto a la COVID-19, no temo por mí. Pero no estoy solo y sufro.

Me gustaría tener valor para decir lo que siento.

Ser meticuloso y precavido, pero con 30 problemas en la mesa, es difícil no llevarse las manos a la cara.

Estoy deseando hacer el amor con mi pareja, pero no va a poder ser.

Estoy aquí solo, tengo que protegerla.

Día 5

Trabajar.

Es curioso, pero la rutina de la auto protección va calando.

La frase del día:

Que pueda pasar un elefante entre vosotros dos.

Los corrillos son una tentación.

Trabajo y más trabajo, que no tengas tiempo para pensar.

La soledad del despacho, la tentación de huir. Nada de lo que haces sirve, no sé por qué me molesto.

Me siento señalado, me preocupa más la seguridad de todos que su opinión.

Las llaves se pierden.

Adivina, es tan sencillo, aún no aprendí.

Cada vez más paranoico y más obsesivo.

Decir la verdad a quien se cree más listo.

Día 7

A la hora de tomar el tren me sentí decepcionado, había gente en la calle, no entiendo bien por qué las personas hacen eso. Supongo que piensan que esto no va con ellas. La valentía del personal sanitario y la temeridad egoísta de quiénes sólo piensan en sí mismos. Los trenes están vacíos, los imagino como serpientes hambrientas que recorren Cíbola, una tentación, sin promesas ni paraíso.

Ese momento feliz, recorrer la decena de metros que van desde la puerta al baño.

Como si fuera un camino a la salvación.

La felicidad de An al verme.

Día 8

El miedo me visita en forma de gente desinfectando la oficina.

No entres, hay que dejar pasar un rato.

Toma café, banaliza, que nadie sepa que estás pensando.

Pero no puedo y sigo fumando; cigarrillo tras cigarrillo, como si fuera mi última noche. 

En casa todo es distinto.

Día 9

Tras una noche de sofá y whisky, me siento cansado.

Recobro la paz aislado.

Mascarillas, guantes, cubiertos, plato, vaso hasta la soledad tiene mi nombre.

Nunca debí de aprender a llorar.

A las 3 de la mañana siento que se tumba a mi lado.

Me toma la mano y no dice nada.

Día 10

Es ahora. Solo fue un susto, el primero de los muchos que vendrán.

Estoy feliz, porque puedo hacer los deberes con el niño, cocinar y respirar.

Me preparo un uniforme para mañana.

Vuelve el recuerdo y me siento vulnerable.

La paz se marcha con la prisa del que huye.

Día 11

Me voy aislando poco a poco, temo contagiar a los míos. 

He visto controles, demasiados viandantes y vehículos. 

El tren va casi vacío, pero en Gavá, sube un grupo de veinte. Van agrupados, como si temieran que un lobo se llevase a uno de ellos.

En casa impera la ley marcial. Lo que dice mamá, se cumple a raja tabla.

El niño empieza a desmandarse.

Llueve en los campos desiertos, me pregunto cuánto van a tardar en imponer el confinamiento absoluto y cuánto va a durar. Vuelvo a fumar, creo que los intentos por dejarlo son mera especulación.

Día 12

No me guío por el tiempo, sino por la necesidad de contar mi estado.

Han reducido los trenes, he reducido mi necesidad de escribir, hay una desgana que flota como la niebla entre los montes.

Poco a poco va descendiendo el número de personas que viaja, no quiero saber nada.

Día, no lo sé

 

La noche me reclama su atención, sus horas y su silencio, como si fuesen un potro, me lanzan desbocado.

El sueño no viene, se disfraza de grito y callo.

Veo como cada cual roba a los demás, me sorprende la caridad de los gobiernos, mientras las personas regalan pan. Hoy he reído, mi alma llora, pero yo río. Es lo único que le puedo dar a mi hijo, fe.

La casa está llena de libros, de todos aprendí algo.

La televisión está llena de inútiles datos. Sólo nos ofrecen la miseria de gentes sin conciencia.

La mitad de lo que me resta de vida por Verla envejecer. 

Me mira y me besa.

Me siento un privilegiado, tenerla cerca da sentido a lo que hago cada día.

Hubo un tiempo de oscuridad y muerte, pero no va a volver.

Quiero que todo pase, que todo acabe bien, pero no está en mi mano.

Reconozco que banalice con esta pandemia. 

Día, otro más

Me preguntaron si tenía miedo. Respondí que no.

La suerte de la vida está en nuestras acciones.

¿Se pueden perdonar mil acciones de maldad?

No lo sé, pero me costó toda una vida redimirme.

No sé qué sentido tiene todo esto que escribo. Sólo sé, que no puedo dormir.

Día 21

Es tarde, pero estas dos últimas horas han merecido la pena. Reencontrar la paz y la fe en nuestro todo es gratificante.

Reconozco que nunca seré el mismo, he vuelto a ver la maldad en aquellos que creí alejados.

Un pensamiento feliz y cual Peter Pan, alzar el vuelo, libre. Necesito de vosotros más que vosotros de mí, en el fondo soy tan débil como el que más.

Día 24

Releo en silencio mi pasado, buscando quizás el por qué de este presente.

La noche es mala consejera, me pide salir y perderme en los callejones desiertos, en la humedad de las aceras, sin otra intención que buscar una vida que ya no está.

Los peces del acuario miran ... con la insolencia del prisionero.

Hoy me pidieron una foto de cuando era niño, yo recuerdo cuando pedía pan.

El campo debe de estar precioso, ahora que nadie va a pisotear las flores.

Tengo amigos en todos los estatutos sociales, enemigos tengo el doble.

Creo que esperaré despierto al amanecer, si dios existe, ¿me prestará su ayuda?

La mesa del salón parece el mármol de una morgue. Fría, limpia y esperando su función.

En este punto, he decidido no seguir con el absurdo hecho de escribir lo que siento.

 

Fin

Rafa Marín

 


sábado, 28 de noviembre de 2020

Ella

Bajo este azul que nos condena,
no seré otra vez una voz que llora,
adorando su mirada de diosa,
pasión por la que la mía se entrega.
Perder la razón entre las veredas,
siendo alimento entre las rosas.
Porque a todos la muerte nos honra,
pedir que la mía sea verdadera.
En cada palabra buscar el final,
por su silencio estar derrotado,
y en verso tener que imaginar,
aquello que no siento en mis manos;
de su cuerpo la gracia que es pecar,
atrapando su miel entre mis labios.

Rafa Marín

miércoles, 25 de noviembre de 2020

La caverna (relato corto )

De repente, el suelo cedió bajo sus pies y se precipitó al fondo de aquella sima.

Rodó y rodó, golpeándose una y otra vez, hasta que por fin, toco fondo. Tras un largo rato, magullado y dolorido, alzó la vista y vio en las alturas el ojo de luz por el que había caído. Intentó trepar por la inclinada ladera, pero le resultó imposible, presa de la desesperación, arrojó una piedra a la oscuridad circundante. Para su asombro, esta no golpeó contra nada, sino que rodó unos metros.

Poco a poco sus ojos se habitaron a la negrura, descubriéndose ante él un mundo desconocido.

Buscó en sus bolsillos y encontró, una navaja, junto con un mechero y tabaco.

Prendió un cigarrillo y sonrió al pensar en la fatalidad de su suerte, nadie lo encontraría, porque nadie lo está buscando. Acabó el pitillo y decidió aventurarse en las negras galerías de la cueva que había descubierto.

La fruta, con el paso de las horas, le descubrió un mundo de posibilidades. Tenía agua y a la acogedora luz de los cientos de agujeros de su bóveda, crecían plantas y frutales.

Pasaron con su rutinaria cadencia, los días y las noches, hasta que al fin, se dio por vencido. Pese a haber hecho fogatas penachudas de humo, pese a sus gritos y llantos desconsolados, nadie acudió en su rescate.

De tarde en tarde, los ojos luminosos le regalaban algún animal que se mataba contra el suelo y así, su precaria vida, retomaba otra vez el sentido.

Cada vez que despertaba, era como si todo comenzara de nuevo, gritaba y gritaba, pero jamás nadie lo oyó.

Los días y meses dieron paso a los años y por fin un día que vagabundeaba por su reino de tinieblas, escuchó el susurro de unas voces humanas.

Gritó para hacer notar su presencia, pero las voces se extinguieron y sólo el sonido de unos pasos que corrían fue la respuesta que obtuvo.

Mientras él medraba en su prisión, en el exterior, se fue formando la leyenda de la gruta encantada. Se hablaba de gritos y luminarias que muchos decían haber visto u oído, siempre sin poder explicarse el porqué.

 

Fin

 

Rafa Marín


domingo, 22 de noviembre de 2020

Decirte

De este festivo repique,
bronce que en las alturas,
de esta mañana tan pura,
al cielo quiere decirle.
Mi voz tal vez hoy asuma,
vela que aleja al esquife,
que entre aconches maldice,
por no poder oír la tuya.
Sin paz quiero los quebrantos,
de tu boca la carcajada
y no interminables llantos.
De las alturas marejada,
desvestida nave de trapos,
para llegar a mí inundada.

Rafa Marín

Beso

Si en tu dulce y silenciosa boca,
como quien no quiere, presto,
deposito un furioso beso,
¿seguirás siendo mi aurora?
Quizás sea que todo entiendo,
cuando te alejas como las hojas,
que de los árboles despoja,
el más cruel de todos los vientos.
Furia que en mis labios habita,
como la más antigua necesidad,
una mirada que a vivir invita.
Tal vez sea esta loca terquedad,
lo que mi corazón hoy necesita,
para alcanzar en mis sueños la paz.

Rafa Marín

sábado, 21 de noviembre de 2020

Ricard

Sale volando, cual joven gorrión,
que no entiende de años.
Salta los escalones,
de dos en dos y luego tres
y cuatro...
Que hermoso mi niño,
con la flauta, una tonada tocando.
Ahí va, feliz,
como un joven gorrión,
que aprende a volar
y se va al cole jugando.

Rafa Marín 

viernes, 20 de noviembre de 2020

Luna

 Luna que entre los olivos corres,

deja ya de buscar su mirada.

Ella es ninfa de los cauces de agua,

un suspiro que mi piel socorre.

Luna que al pozo mira, no te asomes!

Porque allí no está su mirada.

Ella es quien mi vida aguanta,

con sus manos limpias de color cobre.


Rafa Marín 

miércoles, 18 de noviembre de 2020

Quimera

Quimera que me embrujó,
en este mundo sin sentido,
perdición que he perseguido,
de mi vida en cada rincón.
Ahora que vivir es un vilo,
escondido tras un portón,
no haré de mi voz negación,
para ser de los celos colmillo.

Rafa Marín

Avioncito

 Un avioncito de papel,

volar con la brisa al atardecer.

Sucumbir a mi necesidad,

darte besos, tan dulces como la miel.

Pero nuestro tiempo pasará,

olas de encaje en el ayer,

un silbido que se alejará,

nadie espera en el andén.

Sólo viejos en un banco,

esperando que el tiempo pase.

Pobre avioncito de papel,

arrugado lo encontré,

mojado de fría escarcha.

Sueños que se fueron sin querer,

al filo de una madrugada.

Rafa Marín 

sábado, 14 de noviembre de 2020

Infelice

Oh! Infelice, que solitario llora,
en esta hora de brumas,
en la que tu piel no perfuma,
mis labios con tu honra.
Ser colibrí que de ti toma,
de su lengua que conjuga,
de su canto la más pura,
osadía que no te nombra.
Palabras que no oirás,
mi boca de ti ayuna,
cuando te quiere gozar.
De todas tú eres ninguna,
sirena de mi pedregal,
el impío rojo de la fortuna.

Rafa Marín

Tanto has visto ?

¿Tanto has visto, tanto has vivido,soldado?
En aquellos campos Gladios,
coronados de flores aceradas,
la vida te robó,
de todo lo más sagrado,
la esperanza.
Vino joven llenaba los charcos
y en la niebla las caras,
se volvían azucenas blancas.

Rafa Marín

martes, 10 de noviembre de 2020

En tus ojos

Rogar y al hacerlo no rendirme,
a tus ojos como flor de la canela,
fuego que a los míos al fin condenan,
al mismo amor donde redimirme.
Para al final, sin romperse irse, 
que sabrán los dioses que me gobiernan,
de lo que es sentir mi vida plena,
al percibir tu mirada de Circe.
No sentirme nunca abandonado,
que la felicidad se haya ido,
dejando tu recuerdo a mi lado,
es más de lo que siempre he querido,
aunque nunca pude besar tus labios,
poder decir: ¡En tus ojos he sido!

Rafa Marín

lunes, 9 de noviembre de 2020

Volar

No ser voz para tener alas,
Ícaro que por ti sería,
penar de la noche al día,
como pecho en tu espalda.
Volar, si, cada madrugada,
feliz al hacerlo sería,
como sol en su armonía,
destapando su luz al alba.
Verdad que solo he soñado,
porque mi mente se enreda,
con el corazón por aliado. 
Mis ojos verte quisieran,
sentir tu tacto en mis manos,
tu boca con la mía ardiera.

Rafa Marín

sábado, 7 de noviembre de 2020

Razones

Hay razones para escribir,
escondido entre las sombras,
boca que al saber la nombra,
preguntando, ¿estará ahí?
Sobrevivir a las zozobras,
de tan puro este existir,
mas parece que querer vivir,
busca de la parca sus obras.
Sueltan versos sus dulces labios,
tan enamorado está el poeta,
que no entiende de horario.
Esperando por si llega,
en respuesta un si incendiario,
que borre tan amargas penas.

Rafa Marín 

martes, 3 de noviembre de 2020

Silencio

Cercenadas las plumas y seca la tinta,
tan negra como la sangre vieja,
como lo son los pozos sin luna.
Arrugada la resma de papel blanco,
nubes en un día de lluvia y,
el camino, cual viaje de Alicia,
es un albero que nadie recorre.
Abiertos los pechos en la agonía,
los latidos del desenfreno, que esperan.
Todo se volvió sombra, una sed infinita,
un desierto de sal que nos invita.
El cristal de los dedos que señalar saben.
Aquí yace una lápida de barro,
que pronto será polvo y podredumbre.
Se secó la tinta,
porque le cercenaron las manos
y sus labios sellaron con alambre.

Rafa Marín

domingo, 1 de noviembre de 2020

Musa

Inalcanzable te imagino,
otoño que al fin llega,
para entre osadas letras, 
esculpir en piedra mi sino.
Quizás musa del camino,
que sin esperar espera,
mi voz que suave llega,
desplegándose en trinos.
No sé si mi boca acierta,
corazón que así palpita,
tu mirada que me encuentra,
para del infierno esquivo,
hacer un sutil paraíso, 
imaginando que me besas.
Pues nada ya te pido,
sinrazón de mi sobremesa,
donde sin saber, te escribo,
con el fluido que deserta,
de un corazón herido.
Ven! Musa de mis letras,
escapa del hoy conmigo,
hacia las playas desiertas.

Rafa Marín

Oda

Escribir de la pasión,
que cual arroyo desbordado,
va saltando aquí y allá
y entre las piedras rebotando.
Febril piel de tambor,
de caja tan rota,
que se le escapa el corazón,
por mil grietas que no nombra.
Entre el sueño y la razón,
como quien nunca enmienda,
se le desploma
por estas laderas de la desolación,
esa vida que cuenta en horas.

Rafa Marín

sábado, 31 de octubre de 2020

La esperanza (relato corto)

Los dos niños, hermana y hermano, miraban por la ventana. En el piso de abajo, la reunión familiar se desenvolvía entre risas y brindis grandilocuentes.

La luna brillaba sobre un cielo despejado y frío. De repente la vieron, subida en su escoba, con su sombrero de pico y una capa que ondeaba al viento.

Más que asustarse, se miraron ilusionados.

Como si fuese una señal, la bruja, dirigió la escoba hasta la ventana y les invitó a subir, ambos lo hicieron de buen grado, incluso pensaron que sería una aventura llena de bonitas sorpresas. Se equivocaban.

Al principio fue divertido, sobrevolaban los techos grises de pizarra de las casas del pueblo en círculos cada ver más amplios, hasta que de pronto, la bruja enfiló su vuelo hasta lo más profundo del bosque. Los hermanos quisieron protestar, pero un sopor les invadió y se quedaron dormidos.

Despertaron a la vez, sobresaltados y asustados. Estaban encerrados en una gran jaula, en aquel oscuro y siniestro habitáculo, lleno de estanterías con tarros y una chimenea en la que ardía sin brillo una pequeña fogata. 

Sintieron frío y hambre, pero estaban solos. De la bruja ni había ni rastro, salvo por la escoba, la cual descansaba en un rincón.

Todo parecía húmedo y sucio y por vez primera, pensaron en su suerte.

El hambre, la sed y el miedo, pronto hizo presa en ellos, no tenían ni idea del tiempo transcurrido, pero el rugir de sus estómagos vacíos y la sed, les impedían pensar en alguna forma de escapar.

Él, algo mayor que su hermana, intentó consolarla con palabras cariñosas, pero la niña lloraba inconsolable, tanto que una mirada de reproche se le pintó en la cara.

Convencidos ya de su triste final, se tumbaron en el suelo y esperaron, sin nada que esperar.

El cansancio y el frío les mantuvo en un soez duermevela repleto de malos pensamientos.

Por fin se abrió una puerta y un raudal de luz, llenó aquella nauseabunda estancia.

Entró una joven, guapa y de mirada altiva, los miró y con extrema delicadeza, les informó de que ahora eran propiedad de Morgana, una bruja malvada y cruel. Luego les alcanzó un cazo con agua y un poco de pan mohoso de sabor repugnante.

Les dijo que Morgana era tan vieja como la humanidad, sólo decirles que no me recrearé en la vida de abusos y violencia que les esperaba; al fin y al cabo la mente humana es la única capaz de imaginar el infierno. Pero cada vez que los chicos eran devueltos a aquella jaula, la joven hermosa aparecía con agua y alimentos. 

Pasó el tiempo y una de esas veces en las que ellos no estaban emocionalmente muertos, la hermana le preguntó.

- Sabemos que la bruja se llama Morgana. Pero y tú, ¿cómo te llamas tú?

A lo que la joven respondió.

- Mi nombre es Esperanza.

 

Fin

 

Rafa Marín


La niebla (relato corto )

La niebla, poco a poco, fue ocultando las lápidas de mármol, las cruces torcidas y los cipreses olvidados. Sólo la luna escapaba a su manto.

El chico, miraba con ojos de plato y en los ojos de todos veía el miedo que se iba dibujando.

- Es la niebla, ya llega. Musitó la anciana.

- ¿Qué pasa con la niebla? Preguntó el niño.

Pero nadie contestó, el silencio de todos hizo que el niño empezara a llorar.

La mujer que estaba a su lado lo abrazó y miró a todos.

- No pasa nada, cariño.

La anciana, señaló hacia un punto más allá de la valla del cementerio y todos miraron con pesadumbre.

Las luces del salón de la casa, parecían no iluminar y a través de la ventana; mortecina y fría, la luz lechosa de la luna, daba un aspecto cadavérico a los presentes.

Solo en los ojos llorosos del niño, parecía haber algo de vida.

Las sombras oscuras que se perfilaba entre la niebla, se fueron agrandando, amenazando con taparlo todo.

Uno de los presentes, incapaz ya de resistir la tensión, soltó un alarido y derrumbándose, quedó inerme en el suelo.

Las sombras parecieron alejarse, el niño lloraba y la abuela gritó.

- Se alejan, temen nuestros gritos, se alejan.

Entonces, presas del paroxismo, todos gritaron.

Las sombras se alejaron y todos dejaron de gritar.

La niebla parecía una cortina grisácea que transformaba todo en sombras chinescas.

Al rato, los presentes en aquel salón, espantados, vieron cómo poco a poco, otra vez, las sombras del exterior se acercaban, parecía que cautelosas al principio, pero pronto comenzaron a ser más asadas y numerosas.

El griterío del interior comenzó de nuevo, incluso el llanto del niño, contagiado por estridencias, pareció más doloroso.

Como cabía de esperar, las sombras retrocedieron, esta vez en desbandada. El griterío se transformó y un canto de victoria.

Pero las sombras volvieron y se alejaron, como si de un juego se tratase.

Al final, la luz del alba, despuntó como una señal salvadora. Los ocupantes de la casa, exhaustos y casi felices se retiraron, incluso el niño parecía satisfecho con su colaboración.

En el exterior, todo se llenó con luces azules y las sombras se alejaron definitivamente. 

 

Al día siguiente, 2 de noviembre, el periódico local, reflejó la siguiente noticia.

Como viene sucediendo desde hace varios años atrás,  las voces procedentes de la casa abandonada del guarda del cementerio, provocan miedo y expectación, entre un grupo de curiosos que pretendían celebrar la noche de difuntos entre las tumbas del cementerio de la ciudad.

 

Fin

 

Rafa Marín.


domingo, 25 de octubre de 2020

An

Cada vez que te miro,
intentando comprender,
el porqué de mi destino,
dejo de quererlo saber.
Al sentir la lluvia caer,
de los cielos infinitos,
dicen mis ojos marchitos:
¿Cómo la puimos ver?
Vida que en ti ha florecido,
como puros lirios de agua;
al nacer nuestro hijo.
Es por ti que mi fé aguanta,
que todo hay que decirlo,
siempre fuiste lo que buscaba.

Con todo mi amor
Rafa Marín

sábado, 24 de octubre de 2020

17 años

Se inundan de recuerdos,
cada una de estas horas,
el tiempo no las borra,
siempre de bellos momentos. 
Ver a tu lado la aurora, 
romper con su luz el cielo,
para hacerse puro verbo,
cuando tu boca me nombra.
Sentirme por ti tan amado,
que ya no temo a la noche,
porque estás a mi lado.
Por ti mi pluma recoge,
el sueño de estar enamorado,
de mi vida eres el broche.

Feliz aniversario. 
Con todo mi amor.
Rafa Marín 

Esperando

Si por esperar se detiene el tiempo,
en esta jaula que sin vos se demora,
como si fuera la más pura aurora,
que entre brillos viene ya naciendo.
Para con su luz que su cara orla,
con los más puros y delicados versos,
de este poeta que sin fé está escribiendo,
mientras su corazón triste llora.
Así que, si mi voz su oído estima,
hágamelo saber entre mis letras,
dándole un corazón a estas rimas.
Porque mi felicidad no será completa,
si vos mi amada el gesto escatima
y al más frío infierno me condena.

Rafa Marín

sábado, 17 de octubre de 2020

La becaria (relato corto )

A veces, la vida se entiende entre cafés, me explico.

Hace algunos años, en mis primeros días de Twitter, "conocí" a una chica. Bueno, eso creí al principio. Como tod@s saben, tengo muy poca vergüenza y más guiado por la curiosidad que por el deseo, empecé a chatear por MD's conella.

Era culta, más que yo y la foto del avatar, era una selfie, que no dejaba lugar a dudas, era real.

Tengo la suerte de trabajar en el lugar mejor comunicado de Barcelona, así que la "convencí" para tomar un café en un lugar cercano. Ella, alegando no tener tiempo, pospuso la cita en un par de ocasiones y cuando ya pensaba que no iba a suceder, sorpresa. Me dice que está cerca de mi despacho.

Casualmente, esa tarde iba impecable, zapatos lustrados, uniforme de la tintorería, barba arreglada y recién cobrado, nada podía salir mal. Pues lo dicho, no hubo la típica frase del como te reconoceré, ni una flor, ni esas mandangas.

Llegamos a la cafetería, cada cual por su camino, pero a la hora fijada. Una sonrisa y un beso en la mejilla, fue todo el protocolo.

La verdad, es que yo, me quedé un poco sin saber quedecir. Ella, joven y guapa, vestía con esa elegancia y descaro juvenil que yo nunca tuve.

Recuerdo que la primera cosa que se me vino a la cabeza, fue "La Odisea".

Pero ahí estaba ella, mi Circe particular. Pedí, para mí, café americano y ella, té rojo con leche.

Y empezamos acharlar.

Que si en mi vida hice, que si en su vida hizo. Pero sus ojos y los míos, poco a poco se miraban más, sinceramente creo que en ese punto, debí dejarlo, pero, ¿quién es el guapo que se va?

Mi teléfono corporativo sonaba cada poco, ahora creo que fue una señal.

Como digo, estaba trabajando y tuve que regresar.

Al despedirme, ella tomó mi mano, me besó fugazmente en los labios y se marchó.

Me sentí observando y envidiado por la clientela del bar, sin distinción entre hombres y mujeres.

Al llegar a mi oficina, ¡sorpresa!

Mi jefe, estaba esperándome. Me dijo, que a partir del lunes siguiente tendría una becaria, a la cual debería adiestrar para trabajar con nosotros.

Las conversaciones con, la llamaré Adelita, siguieron, cada vez con más frecuencia, hasta que llegó el lunes y ante mi sorpresa, ahí estaba Adelita. Me enfadé, por supuesto, no se notó, salvo quizás por el tremendo portazo y el "estoy hasta los huevos" que lo acompañó.

Adelita, me miraba desolada, y yo, pese a mi genio, quise saber el por qué. 

La verdad, es que en mi vida, me han dado muchas sorpresas, pero esta, bueno no la esperaba.

Él, mi jefe, es mi padre, me espetó a la cara. Yo no sabía que me iba a poner a trabajar contigo.

La miré y descolgado el teléfono, llamé a mi jefe.

Hola, Andrés, atiné a decir. ¿Es Adelita, tu hija?

Me dijo que si, que lo había ocultado, para que no tuviera un trato de favor.

Rompí en una risa histérica y entre balbuceos le dije, que Adelita y yo, nos íbamos a comer, para poder evaluar sus cualidades y poder afianzar su autoconfianza. 

Me dijo que bien, que podía pasar la nota de gastos a la empresa.

Tomé a Adelita de la mano y nos fuimos directamenteal hotel de enfrente. 

Follamos, ¡oh sí! Como quizás nunca se ha follado en este cochino mundo.

Tras dos horas del más depravado y sensual juego amoroso, volvimos.

Nos encerramos en mi despacho y mirándola a los ojos le pregunté el porqué de todo aquello.

Me dijo, que me amaba.

Le entregué un par de dossieres y le dije que a la mañana siguiente, a las 9:00 horas, quería una evaluación de las acciones que se describían y las decisiones que ella habría tomado.

Luego, salí y fui a ver a Andrés 

Solté sobre la mesa, mis credenciales y un pequeño regalo.

Todo nuestro encuentro sexual estaba grabado.

Después, a modo de despedida, le solté una bofetada y salí para nunca más volver.

Sé, que Adelita, al poco sustituyó a su padre al frente del departamento. Pero me queda la duda de que quizás, ella tal vez fuera sincera.

 

Fin

 

Rafa Marín