Oh! Infelice, que solitario llora,
en esta hora de brumas,
en la que tu piel no perfuma,
mis labios con tu honra.
Ser colibrí que de ti toma,
de su lengua que conjuga,
de su canto la más pura,
osadía que no te nombra.
Palabras que no oirás,
mi boca de ti ayuna,
cuando te quiere gozar.
De todas tú eres ninguna,
sirena de mi pedregal,
el impío rojo de la fortuna.
Rafa Marín
No hay comentarios:
Publicar un comentario