Selene tu nombre, señora.
Por nocturna misteriosa.
A tu luz grandes amores
y de entuertos hacedora,
antes más que ahora.
Para donjuanes la honra,
que las doncellas pierden.
Y en los pinos, a veces rayo
y otras sólo una sombra.
Quién roja nunca te vio,
en los versos ve bromas,
pues solo el poeta tiene,
de tu luz su mejor musa,
Erato a la que adora,
mientras en tinta expone:
fama, erario y trova.
Rafa Marín
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