Y así, cual halcón que su zenit alcanza,
en un temerario gesto, pliego al fin mis alas,
para ser muda piedra, a la tierra se abraza.
Para caer y sentir como un sueño,
está muerte todavía siento lejana.
Noche, tú, que con la oscuridad llegas
¿no darás respiro a mi ya cansada alma
Y como un fugitivo he de morir sin su gracia?
Rafa Marín
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