Llega otra vez la noche,
cargada de lejanas estrellas,
con su paz de pastillas
y una voz que me acuna.
Llega con sueños perdidos
y una oscuridad infinita.
¿Quién quiere miedos
o insomnio que irritan?
Llega esta noche sagrada
y no quiero desvelos,
solo esa voz que versos recita.
Ilusiones tal vez, de otra voz,
que en desiertos predica.
Una luna que cabalga
de mi tierra a la suya.
Sólo tiene una cara,
siempre blanca y pura.
Llega la noche siempre maldita,
como llega la muerte,
a mi mente cansada,
dejándola en paz y dormida.
Rafa Marín
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