La veía como se ve Selene en el cielo,
tan blanca y pura, tan ausente y lejana,
que en el patio pulido derramaba agua,
para verla junto con su asuoso reflejo.
Ella, coqueta y a veces tan casquivana,
de su boca sin mácula lanzaba sus versos,
letras que con todo amor se volvían verbo,
A veces pasión y otras dulce manzana.
Pero cruel el tiempo va sus horas desgranando,
como maíz que de entre las manos se desliza,
mientras de la mazorca se va ya desgranando.
Ora como soles creadores de puta vida,
ora cuales monedas que mientras van comprando,
Este sueño que en mis ojos es fría llovizna.
Rafa Marín
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