La miro sin esa ilusión primera,
como se mira lo que viste madurar.
Ahora mi voz es limpia, sincera,
como la verdad que no se marchará.
Adónde fueron aquellas esperas,
impaciencias que no comprenderá.
Un dolor que se volvió dura sesera,
un eterno sueño, siempre por alcanzar.
Ya no suenan voces lastimeras,
pendientes de lo que sus ojos dirán.
Sólo este tiempo que nada espera,
pero que con el tiempo se pasará.
Rafa Marín
No hay comentarios:
Publicar un comentario