En cada amanecer que me acaricia,
ya sea entre las silices
o sintiendo el crujir de la pinocha.
En cada esquina con saludo de brisa
o en cada cansado paso que doy.
Sitges es mi misma vida.
A veces el reproche del tiempo,
otras la torrencial lluvia,
pero siempre es la pura luz,
como una ola que me salpica.
Que lejos quedaros los ayeres
y las crueles desdichas.
Rafa Marín
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