Sobre su piel tostada,
mil caricias entre besos.
No es que la devorara,
es que no dejaría ni los huesos.
Ella, niña querida y mal criada,
hoy tienes en mí,
a un corazón de amor preso.
Seremos, por decirlo así.
Tú, Circe que me encanta
y yo, tan solo un Odiseo.
Rafa Marín
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