Le nacen regueros sobre la cara,
flores que sólo son pétalos de sal,
¿cada una de ellas, cuanto valdrá?
¿El sueño de la honra entregada?
Aquí, como en la vida, se paga.
Casi siempre con mil ríos de cristal,
otras con besos impúdicos del mal,
pero siempre entregando el alma.
Rafa Marín
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